jueves, marzo 20, 2008

Psicópata urbano

“Te juro que no tengo ni puta idea de lo que está pasando aquí”. Así empieza Psicópatas urbanos, el penúltimo disco del legendario guitarrista de Banzai Salvador Domínguez.

Un título muy acertado para un álbum que desprende rock por los cuatro costados, con algunas bases electrónicas que le dan más fuerza aún. Es un disco para nostálgicos, para fans de este genial músico. Un recorrido por la historia del rock español. Temas nuevos que no han perdido la esencia de sus comienzos en el negocio de la música y un guiño a la banda con la que se convirtió un icono del rock, rescatando “Banzai” y “Voy a tu ciudad”. Y como regalo, el “ Get on your kness” del capitán de la SGAE Teddy Bautista.

En fin, no es mi intención hablaros de este disco a fondo, sino contaros lo que el rock urbano ha significado para mí. Como Salvador Domínguez, yo también soy un psicópata urbano. Un lobo disfrazado de cordero que ha crecido escuchando a Leño, Barón Rojo, Obús, Ñu, Ramoncín o Barricada. Y que se ha perdido en el camino reenganchándose al heavy como salvavidas para creerse quien no es. Para impresionar a quien no tiene por qué.

Sin duda, el disco que más me ha marcado es Más Madera de Leño. Es mi vinilo más preciado. Este álbum se grabó en julio de 1980 y vio la luz prácticamente al mismo tiempo que yo. Somos de la misma quinta. No tuve la suerte de vivir aquella época, aquellos conciertos multitudinarios en una época en el que el rocanrol era lo más transgresor.

Pero afortunadamente un día cayó en mis manos Más Madera y ahí empecé a forjarme como persona y a ser lo que hoy soy. Un poco golfo, demasiado bueno y muy idealista. Apenas tendría 10 años cuando me enganché al primera gran canción de mi vida: “Cucarachas”. El séptimo corte del vinilo. Un tema muy al estilo Rosendo. Una letra dura, embasada en forma de metáfora, que crítica duramente a aquellos cuya única misión en la vida es joder a los demás. Con 10 años, sin embargo, yo pensaba que a Leño le gustaban las cucarachas tan poco como a mí y habían decidido dedicarles una canción para acabar con ellas. Cosas de la edad.

Hay quien dice que este disco suena mal, porque se grabó a toda prisa. Tal vez por eso me gusta tanto. Porque captó toda la esencia del trío en directo. Y si no escuchad “Sí señor Sí señor”, “¿Dónde está la salvación?”, “La noche de que te hablé”, o “Apágalas”. Un sonido crudo, con un ritmo pegadizo y bailón que saca al descubierto al Rosendo más macarra y más de barrio. Rock Urbano con mayúsculas. Genuino, auténtico, como un ron añejo de los que se pega el tío Fidel. Y como colofón, “Lo que acabas de elegir”, una baladita para bailar…pegados o despegados.

Después de este disco, llegaron más y más. Y poco a poco fui formando una buena colección de vinilos y CDs. Algunos se han quedado para siempre en mí y otros simplemente han estado de paso. Pero lo cierto, es que os podría enumerar una lista interminable de buenos discos que en un momento u otro de mi vida me han acompañado durante horas y horas en mis largas sesiones de soledad. En otro capítulo de El Rock de la Urbe os los desgranaré con todo tipo de detalles, ahora sólo os doy un anticipo de cuales son algunos de mis plásticos preferidos: Larga vida al rock and roll de Barón Rojo, Pega con fuerza de Obús, En beneficio de todos de Siniestro Total, Imperio de paletos de Ñu o Barrio conflictivo de Barricada.

1 comentario:

Emili Samper dijo...

Menudo repaso de rock urbano te has currado, nen! :D