viernes, noviembre 20, 2009

La elegancia poética de Coque Malla

La rebeldía y el tono macarra que convirtieron a Los Ronaldos en uno de los iconos del pop español en las décadas de los 80 y lo 90 ya ha quedado atrás. El nuevo Coque Malla, líder y timonel de aquella banda madrileña, ha madurado. Y su música ha evolucionado con él. Transita por el camino del rock’n’roll, con pinceladas de country, blues, o rock sureño. Está en continuo proceso de cambio.

Su letras, más cuidadas que en su etapa de ídolo juvenil, parecen sacadas de un libro de poesía. Con elegancia, encadena un verso tras otro para dar forma a canciones sencillas pero brillantes. Huye de mensajes banales y estribillos fáciles y se centra en los pequeños detalles de la vida cotidiana, en el día a día de una personas normal. Es un romántico o un canalla empedernido, depende de la estrofa.

Con estas armas, Coque Malla aterrizó el jueves por la noche en la Sala Zero de Tarragona. Era la puesta de largo de su nuevo disco en solitario, La hora de los gigantes, ante un público fiel –casi un centenar de personas acudieron a la cita–, que, en su mayoría, rebasaba la treintena. El madrileño, que ofreció su versión más acústica, estuvo acompañado por el guitarrista Nico Nieto, un tipo taciturno que puso la chispa eléctrica.

Como es habitual en la gira que le está llevando por pequeñas salas de todo el país, Malla arrancó con Hasta el final, primer corte de su último trabajo. «Presiento que hoy vamos a vivir algo importante que nunca olvidaremos», dijo a continuación. Basó su repertorio en los temas que le han acompañado en su carrera en solitario: Mentiras, El final, Berlín.. Pero también hubo tiempo para la nostalgia con clásicos de Los Ronaldos como Saca la lengua o Mentiras («una canción para los más fans, que cerró la historia del grupo», explicó).

viernes, noviembre 06, 2009

Entrevista a Ramón Vizio

'Pertenezco a esa generación que lleva el rocanrol en la sangre’

El que fuera líder de Vizio, una de las bandas más importante del rock urbano en Catalunya en la década de los 80 y los 90, vuelve a la carga en solitario tras seis años alejado de los escenarios. El Rock de la Urbe contactó con él para hablar de su nuevo disco, ‘De tripas corazón’, de la gira que tiene programada, de los buenos tiempos…

Tras seis años retirado, ¿qué te trae de nuevo a los escenarios?
Pertenezco a esa generación que lleva el rocanrol en la sangre, no sé hacer otra cosa. Esto es una manera de vivir, como decían los Leño. Después de la muerte del bajista de los Vizio, Xavi Torroja, no pude seguir y lo tuve que dejar, pero vuelvo con más ganas que nunca. Lo hago por él y por un público pequeño, pero fiel, que tengo repartido por todo el Estado desde hace 20 años. Ahora, con internet, tengo seguidores incluso en Latinoamérica. Es increíble.

¿Cómo afrontas tu regreso?
Con ilusión y muchas ganas. Hemos colgado en mi myspace los discos de Vizio para que se los baje la gente, sobre todo los chavales jóvenes que no sabían donde conseguirlos porque están descatalogados. Pero la novedad más importante quizá sea que en directo los viejos temas suenan más actuales, más contundentes, pues Vizio éramos un trío y ahora llevo otro guitarrista.

¿Qué podemos encontrar en tu primer disco en solitario ‘De tripas corazón’?
Quizá sea mi disco más maduro, más hecho con el corazón. Con la edad somos mejores músicos y mejores letristas. Estoy muy satisfecho porque hay grandes canciones y el sonido es muy bueno.

¿Trabajas en material nuevo?
Sí, tengo unos seis o siete temas nuevos, pero de momento queremos rodar este disco por España, e incluso no descartamos alguna salida internacional: nos han propuesto algo por Alemania y Mexico, pero ya veremos... Seguro que habrá disco nuevo, pero será algo especial, le estamos dando vueltas a diferentes ideas.

Tu estilo es muy personal, se notan sus raíces flamencas…
Hago rocanrol con mucho sentimiento, porque la música y lo que se canta hay que sentirlo, si no no es de verdad. Tengo un aire aflamencao por herencia, porque es lo que mamé de pequeño en casa. Mi padre era guitarrista y mi madre bailaora, lo llevo en la sangre

Lideraste durante dos décadad la banda Vizio, uno de los referentes del rock urbano en Catalunya…
Aquella época fue maravillosa, salieron grupos como Extremoduro, Reincidentes, Platero y tú o Boikot. Todos nos conocíamos, era un ambiente muy familiar y había muy buen rollo.

¿Y cómo se presenta tu nueva aventura en solitario?
Las perspectivas pasan por poder tocar e ir sacando discos. Tengo la suerte de contar con el histórico Didac Demencia como manager personal para tirar del carro codo con codo.

¿Qué opinas de tu etiqueta de músico maldito?
Creo que es un halago si se entiende como un buen artista que por mala suerte no ha podido llegar al gran público. De hecho, a Robe de Extremoduro o a Los Suaves también se les colgó esa etiqueta antes de ser conocidos.

jueves, noviembre 05, 2009

Entrevista a Pedro Javier Hermosilla

'Me gané a los fans de Bob Dylan'

Huyendo de los estereotipos, El Rock de la Urbe cambió de rumbo para reunirse con Pedro Javier Hermosilla. Este barcelonés, que fue el encargado de abrir los conciertos de la gira de Bob Dylan por España el año pasado, vuelve a la carga con ‘Nada se escapa’, un cuarto disco con el que estrena discográfica y recupera músicos y sonidos del pasado. Raúl Cosano y un servidor se sentaron con él para charlar de música, bares, Estados Unidos…

¿Vuelve a los orígenes?
Quería poner en un disco el tipo de sonido e instrumentación que hacía en los clubes de Barcelona hace 14 años. En el 94 decidí dedicarme a la música y recupero a la banda de entonces. Quería salir de la compañía en la que estaba y hacer las cosas de otra manera. Primero grabé el disco y luego he buscado la mejor manera de sacarlo.

¿A qué suena?
Un poco a los 70. Lo hemos grabado casi todo en analógico. Suena clásico, con un concepto de banda, de club. Dice Einstein que se debe hacer todo tan sencillo como sea posible pero no más sencillo. Ése es el espíritu del disco. Es un disco muy mío pero para nada es intimista. Creo que es un disco muy comercial, aunque las radiofórmulas no lo crean así.

Se nota la huella del viaje, la experiencia.
Intento rescatar cualquier cosa que me ocurra o que me cuenten. Las dos últimas giras que hice y los viajes a Estados Unidos me dieron muchos elementos para escribir. Pero hay canciones en las que hablo de mi barrio o de mi hija, más que para dedicarle, para cantarle a ella porque una canción no tiene la mínima importancia comparado con tener un hijo.

¿Las canciones salen rápido o las va componiendo a través del tiempo?
No soy de los que rápidamente escriben y dejan lo primero que les sale. Le doy muchas vueltas a las cosas. Me dejo llevar por el momento y no tengo un método. Los que componemos somos sólo un vehículo de la música.

Se mete de lleno en la música, huyendo de la figura del cantautor clásico.
Nunca he sido un cantautor, tal y como lo entendemos aquí. Si he tocado la guitarra, ha sido porque estaba obligado al no poder ir con banda. A mí me gusta mucho la tecnología, jugar con las máquinas y hacer de ingeniero. Mucha gente presume de haber coproducido su disco y seguramente no saben ni abrir una sesión del protools. Uno se cansa de ver cómo de repente alguien se cuelga una guitarra para salir en la foto.

¿Cómo fue el salto a Estados Unidos?
Es el mismo concepto que el de tocar en los bares aquí. Hay otros artistas que venden muchos discos y están en multinacionales que van allí a abrir mercado. En mi caso no ha sido así. Me llamó un músico americano que vive en Barcelona, cogí mi mochila y me fui para allá, a high school, auditorios y clubes. Todo eso es autoconseguido.

El año pasado giró con Bob Dylan. ¿Cómo le fue?
Me trataron muy bien. Estuve con todo su staff técnico. Ellos me sonorizaban y viajábamos juntos. Con Dylan sólo me crucé una vez. Fue en una prueba de sonido. Me saludó y dijo: ‘Nice to meet you’. Recuerdo que en el último concierto toda la banda de Dylan me hico el pasillo para salir al escenario. Hubo días mejores y peores porque ya se sabe que los dylanitas son muy especiales.

¿Es difícil telonear a uno de los más grandes de la música?
El primer concierto fue en Andorra y el respeto fue absoluto. En otros sitios, a los fans españoles de Dylan el telonero les sobra. Pero fue simpático. Las tres primeras filas me metían mucha caña y al final acabaron cantando mis temas, haciéndome colegas y diciéndome que me iban a echar de menos, que era el mejor telonero de Dylan desde el 92. Me acabé ganando a ese público. Ése es el oficio de salir solo con una guitarra ¡y de día! porque era telonero. Todo eso te sigue curtiendo. Es un máster acelerado de este oficio que mucha gente se pierde porque va por otra vía más rápida.