Punk, rock y mucho humor

Letras con descaro y canciones de tono humorístico, en las que abundan los juegos de palabras, las referencias a la cultura popular, la escatología y e l surrealismo en general. Mamá Ladilla mostró en la Sala Zero de Tarragona su lado más irreverente y reivindicativo. Llevan cinco años sin ofrecer nada nuevo, ­ su último disco data de 2005, pero cuentan un público fiel, que les sigue de manera incondicional. El recinto estaba repleto… y eso no sucede siempre.

El trío madrileño, formado por Juan Abarca, Javi Rojas ( que sustituye a Llors Merino) y Ferro, es uno de los herederos de la tradición deslenguada del punk español. Su estilo bebe de bandas tan dispares como La Polla, Siniestro Total, Eskorbuto, To y Dolls o Metallica (incluso citan a l os Beatles, Pink Floyd o T he Who como influencias). Ellos definen su música como “punk- rock progresivo y zafio”, con letras e n las que tienen cabida todo tipo de bromas y ‘burradas’.

La banda huye de los convencionalismos y se atreve con todo. Los títulos de sus canciones son una auténtica declaración de intenciones. En Tarragona sonaron ‘Naces, creces, te jodes y mueres’, ‘Surfin Papa’, ‘Sucedió en Beckelar’ o ‘Cosas que joden’. Tampoco faltó su alusión a la `triste' noticia que conmocionó a la audiencia televisiva española a principios de los años 80: la muerte de Chanquete . Y sacaron a relucir s u lado más sexual (por no llamarlo porno) con temas como ‘Cunnilingus Post Mortem’.

De vuelta a los días de escuela

Emociones, recuerdos, sentimientos… nostalgia. La Sala Heineken de Madrid retrocedió casi tres décadas en el tiempo. Topo y Casablanca, dos de las bandas con más solera del rock urbano español, compartieron escenario en la Fiesta Concierto de Navidad de Radio Vallekas. El reloj se paró en los años 80. La media de edad de los asistentes superaba de largo la treintena. Las canas asomaban entre el público, pero el espíritu rebelde y libre que movió a aquella generación que creció al son del rock más ‘callejero’ seguía en pie. Para algunos fue un regreso a su adolescencia; para otros, un reencuentro con sus raíces.

Casablanca abrió el concierto con una formación muy renovada (sólo Carlos Hervás ‘Nano’ se mantiene desde el inicio). La banda madrileña, que lleva más de veinte años en la carretera, apostó por temas de sus últimos discos, como ‘Caras de cera’, ‘Da tú primero’ o ‘Cabeza y corazón’. Una mezcla de rock clásico y blues que funcionó a la perfección, gracias, sobre todo, a la magnífica voz de su cantante Juanjo Temiño. Las sorpresas se sucedieron durante su actuación. Raúl Santana (guitarrista de Asfalto) les acompañó en ‘Blues de la tensión’ y Miguel Oñate (ex Asfalto, entre otros), en ‘Andrés en el Marquee’. Lele Laina y José Luis Jimenez, de Topo, también salieron al escenario con ellos para interpretar ‘Vallecas 1996’. Casablanca bajó el telón con ‘Corta la sesión’, tema de su primer maxisingle, grabado en 1985.

Topo recogió el testigo. La veterana banda, que andaba con prisas (apenas le quedaba una hora y cuarto para tocar), demostró que está en plena forma a pesar de que ya ha llovido mucho desde que empezó en esto de la música, allá por 1978. El panorama ha cambiado, pero continúa siendo un referente. Topo fascinó, emocionó e hizo soltar alguna lágrima a un público que vibró con ellos desde el primer momento. Sin tiempo que perder, desempolvaron viejos temas, como ‘Cantante urbano’, ‘Ciudad de músicos’, 'Blues del Dandy' o ‘Los chicos están mal’. José Luis Jiménez y Lele Laina (fundadores del grupo) se intercambiaban el micrófono y el protagonismo, flanqueados por Luis Cruz a la guitarra y Miguel Bullido ‘Bulli’ a la batería. El recuerdo de sus orígenes en Asfalto llegó con ‘Rocinante’, ‘Colores’ y ‘Días de escuela’. La banda también tocó dos canciones nuevas –‘Empezar’ y ‘El bosque’– de su próximo disco, que aún no tiene nombre ni fecha de salida. El concierto acabó a lo grande, con Topo, Casablanca, Raúl Santana y Miguel Oñate compartiendo escenario e interpretando el clásico ‘Mis amigos’.