lunes, septiembre 14, 2009

Una noche sin tregua de rock'n'roll

He perdido la cuenta de las veces que visto en directo a Rosendo y Barricada. Siempre en las primeras filas. Solo o acompañado. Me he dejado la voz en sus conciertos, como un fan enloquecido. Me enganché al rock con Leño y lo saboreé con Barricada. Forman parte de mi historia. La casualidad me impidió verlos juntos sobre el escenario en la gira ‘Otra noche sin dormir’ (me tuve que conformar con el DVD). Pero la suerte me brindó una nueva oportunidad… o casi.

Barricada y Rosendo abrieron el festival Cambrirock, en Cambrils (Tarragona) y no falté a la cita. Esta vez no acampé en las primeras filas (el barro, como digo yo), sino en el foso. Ventajas de ser periodista. Emocionado, me sentí un privilegiado. A escasos centímetros de mis ídolos de adolescencia. Por unos momentos, sentí que estaba en un concierto privado para los quince periodistas acreditados que estábamos allí haciendo fotos. Pero detrás de mí había más de 2.000 personas, de diferentes generaciones.

Barricada y Rosendo compartieron cartel pero no escenario. Nos quedamos con las ganas de verlos mano a mano. Los navarros salieron primero (las jerarquías hay que respetarlas). Arrancaron como acostumbran: con el ritmo circense ‘Sean Bienvenidos’. Era lo único previsible de su actuación. Da igual las veces que los hayas visto en directo, siempre te sorprenden. La banda pamplonesa sigue perfectamente engrasada. Desde el primer minuto se mantuvieron muy activos sobre el escenario. Son incansables. El Drogas lanzaba muecas al público, mientras se contorsionaba con su peculiar forma de tocar el bajo. Y unos rejuvenecidos Alfredo y Boni daban buena cuenta de sus guitarras eléctricas. Barricada en estado puro. Sonaron los temas más emblemáticos de sus 27 años de carrera: ‘Rojo’, ‘En la silla eléctrica’, ‘Animal caliente’, ‘En blanco y negro’… No dieron tregua a los asistentes en ningún momento. Sólo faltó algún adelanto de su próximo disco. ‘La tierra sorda’, sobre la Guerra Civil española…

Rosendo recogió el testigo. El de Carabanchel, icono del rock en este país, sigue congregando a un buen puñado de fieles seguidores. Es el jefe, y se nota. Ataviado con una camiseta negra, unos pantalones vaqueros y sus inconfundibles zapatillas de deporte, el ‘tito Rosen’ hizo vibrar al personal con su sola presencia. Verle encima del escenario impone respeto. Su cara refleja el paso del tiempo, pero, afortunadamente, mantiene intactas sus ganas y su ilusión. Es un animal único en su especie. “Con esta canción se les pondrán los pelos de punta a los más mayores”, comentó antes de tocar ‘El Tren’, uno de los clásicos de Leño. Rosendo dio un buen repaso a su dilatada carrera, interpretando temas que ya forman parte de la historia del rock’n’roll: ‘Agradecido’, ‘Flojos de pantalón’, ‘Por meter entre mis cosas la nariz’ o el maltratado ‘Maneras de vivir’. Con él concluyó la primera jornada de un descafeinado Cambrirock, que continuó los tres días siguientes a ritmo de hip hop, mestizaje o música indie.

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