martes, mayo 22, 2012

Los Sancho Panza del rock

Parece un tipo formal, convencional. De esos que trabajan ocho horas al día en una oficina. Pero de eso nada. Juan Abarca es un sujeto peculiar: transgresor, corrosivo, irreverente. Es diferente, original. Es punk, heavy, ‘indignao’, poeta. Su banda, Mamá Ladilla, volvió a Tarragona con todo su repertorio. En la Sala Zero apenas había cien personas, siendo generosos. Suficientes y entregados.

Fue un concierto de los que molan. En los que se disfruta y te lo pasas en grande. Arrancaron con la cinéfila ‘Janfri Gëin’ y se pusieron escatológicos y guarretes con ‘La polla de mi jefe’. De una sentada soltaron frases memorables, como “marcando paquete hasta de espaldas”, “imagínate al Papa en chándal” o “sube a mi nave, tu amiga gorda no cabe”. Son unos zumbaos de mucho cuidado.

El set list incluyó muchas canciones de su último y prolífico disco ‘Jamon Beibe’. Deleitaron al personal con ‘Majaderos, ‘Himno’ y ‘Los charlies’, entre otras. También sonaron clásicos como ‘Sucedió en Beckeler”, ‘Aparta papá’ o ‘Cunnilingus post mortem’. Los asistentes se dieron un festín de saltos, empujones y pisotones. El ambiente era muy punk. Las letras de Mamá Ladilla, reivindicativas y ‘toca pelotas’, están de actualidad. Son satíricamente fieles a lo que está pasando actualmente. Con humor y algo de surrealismo, se mofan del Rey o del mismísimo Papa si hace falta.

Encima del escenario, Abarca es un fenómeno. A su verborrea hay que añadirle sus grandes dotes como músico. Durante la pantomima previa a los bises en la que el público grita “¡otra!, ¡otra!”, salió con su guitarra para tocar en soledad su ya conocido ‘Karaoke disléxico’ (versiones a su manera de éxitos del pop).  El bajista Javier Rojas y el batería Ferro también rindieron a un magnífico nivel. Es un combo sobresaliente. Cerraron la actuación con la célebre ‘Chanquete ha muerto’. Fue su despedida de la Sala Zero de Tarragona, que, si nada lo remedia, cerrará sus puertas en junio.

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