En 1991 telonearon a los neoyorquinos Ramones en su gira española y en
1993 abrieron los conciertos de los británicos Iron Maiden en Barcelona
y San Sebastián. En la década de los noventa, los tarraconenses Números
Rojos eran uno de los grupos punteros del rock nacional. Grabaron tres
discos y ofrecieron más de doscientos recitales por toda España. Cuando
estaban en la cima, llegaron los desengaños con promotores que trataban
de mercadear con su música. Desencantados, decidieron disolverse allá
por 1999. Ahora, quince años después y próximos a la cincuentena, han
vuelto al local de ensayo para preparar su vuelta a los escenarios.
«Hemos ensayado siete u ocho veces en los últimos meses. Lo pasamos
muy bien y estamos a gusto, seguimos teniendo química y magia», afirma
Paco Benítez, bajista y voz del cuarteto de Torreforta. Paco, Teo Díaz
(guitarra y voz), Berny Sancha (guitarra y voz) y Fede Díaz (batería) se
han vuelto a juntar con la intención de hacer un concierto, una gira o
incluso grabar temas nuevos. «Haremos lo que nos pida el cuerpo». Pero
no quieren presionarse ni marcarse una fecha de regreso. «Si volvemos es
para hacerlo bien, y para eso tenemos que prepararnos», comenta Paco.
Sólo él se mantiene en activo con su grupo Abre Ke Paso, con el que
está gestando un disco y un teatro rock. El resto de miembros de Números
Rojos han dejado la música en un segundo plano todo este tiempo. «No es
fácil combinar los ensayos con la vida privada –los cuatro están casado
y con hijos–, pero tenemos nostalgia de aquella época. Salimos con la
crisis de principios de los noventa y ahora que sufrimos una crisis
todavía más gorda tenemos ganas de gritar con la gente en la calle»,
dice Paco. Siguen con el mismo espíritu rebelde y reivindicativo de
siempre.
A los cuatro les une una gran amistad. «Nos hemos seguido viendo
todos estos años, hasta nos hemos juntado en familia para hacer
barbacoas», cuenta Paco, que deja claro que «sólo volveremos si los
cuatro estamos de acuerdo». De momento, las sensaciones son buenas.
«Sería una buena oportunidad para que los más jóvenes puedan vernos en
directo y para que los de nuestra época puedan revivir buenos
recuerdos», indica el bajista.
Así continuaría una historia que, a finales de los ochenta, iniciaron
cuatro chavales de barrio enganchados al rock urbano y a grupos como
Leño, Asfalto o Topo. Sus dos primeros discos, 'Nariz contra nariz (1990)
y '... del mundo (1991)', fueron producidos por Tony Urbano, bajista de
Leño. «Era nuestro hombre de confianza». Luego llegó 'Tiempo
muerto' (1997) y el adiós de la banda. «Después de dedicarnos tantos años
a la música, llegamos a lo más alto pero no nos daba para ganarnos la
vida», concluye Paco.
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