La banda madrileña Saratoga lleva más de dos décadas siendo
uno de los puntales del heavy metal en España. Tras un parón de tres años sin
grabar, vuelve con un nuevo disco, ‘Morir en el bien, vivir en el mal’. Esta viernes toca en la Sala Zero de Tarragona. La apertura de puertas es las 22 horas.
Saratoga está de vuelta... con la octava formación de la
banda en sus 24 años de carrera. Usted es el único que ha estado siempre.
Esta formación no es del todo inédita. Jero Ramiro
(guitarra) fundó la banda conmigo pero la dejó un tiempo y ahora ha vuelto;
Dani Pérez (batería) estuvo en otra etapa, y el cantante Tete Novoa lleva ocho
años en el grupo. Pero es cierto que nunca habíamos coincidido los cuatro a la
vez. Es un placer poder contar con estos tíos.
A pesar de tanto cambio se mantienen en la cima del heavy
metal español.
En la música unas veces estás más alto y otras más bajo,
pero lo difícil es mantener una banda tantos años, y más si es de rock o heavy.
Se consigue gracias al público y con ilusión. Ahora estamos viviendo un momento
dulce: el nuevo disco, Morir en el bien, vivir en el mal, está en el número cinco de las listas de
ventas y el videoclip lleva casi 200.000 visualizaciones.
Hoy, en la Sala Zero de Tarragona, inician la gira de
presentación del álbum.
Llevamos un mes en el local preparando los temas y estamos
muy sorprendidos de cómo suenan los nuevos y lo bien que se adaptan a la banda.
Estamos muy motivados y con muchas ganas de arrancar ya.
Con doce discos de estudio en su haber les será muy
complicado elegir el repertorio.
Nos cuesta mucho. Evidentemente, no tocaremos los doce
temas nuevos porque la gente también quiere escuchar los clásicos de la banda.
Pero, ¿qué temas pones y cuáles quitas? Si fuera un concierto de cuatro horas
no habría problema, pero hay festivales en los que sólo tenemos sesenta
minutos.
En 2013 decidieron parar, pero sólo estuvieron quietos un
año.
El parón fue motivado por el cansancio que teníamos
después de muchísimos años en la carretera. A la gente le puede parecer poco
parar sólo un año, pero para mí fue horrible. Imagínese un año sin trabajar en
lo que más le gusta. En 2014 tuvimos la oportunidad de volver con una gira por
América y todo arrancó otra vez.
¿Han recuperado la chispa?
Totalmente. Una vez que te juntas y empiezas a coger
aviones y furgonetas y a dormir en hoteles de cinco estrellas o en pensiones de
mala muerte, todo te da lo mismo. Esto es la música, lo que nos gusta.
Suena a gran familia.
Cuando giras por un montón de países a lo mejor te tiras
veinte días juntos. Es como cuando vas de vacaciones con los amigos: a uno le
tragas más, a otro menos, otro tiene sus manías... Es complicado, pero con el
paso del tiempo te das cuenta de que no merece la pena discutir por
absurdidades.
¿Cantar en castellano les limita?
Es más difícil entrar en Europa o Japón, pero tenemos
nuestro mercado. Nos hemos recorrido Sudamérica y este año hemos tocado en Los
Angeles, Nueva York y Chicago. Es un hándicap para llegar a los países sajones,
pero cada uno debe tener su propia identidad. Rammstein canta en alemán y ha
llegado lejos.
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