lunes, agosto 29, 2016

Loquillo: En el papel de rock'n'roll star

Loquillo no habla al público. Sólo le concede gestos de complicidad, alguna sonrisa, algún guiño. Sobre el escenario hace movimientos de cadera y de brazos que parecen imposibles para un tipo de casi dos metros de altura. Tiene un concepto muy particular del baile. Es un posturas elegante. Viste como un dandi, no se quita la americana negra ni en una noche cálida de agosto. Se gusta y tiene a sus pies al respetable. Es un rockero de la vieja escuela. Aparentar también forma parte del show. El sábado por la noche congregó a unos 2.000 fieles en la Tarraco Arena Plaça, en un nuevo episodio del Festival Imagina’t.

El Loco, forjado en el barrio del Clot de la Barcelona preolímipica, tiene chulería, descaro y un punto de arrogancia. No destaca por su simpatía. A sus 55 años ya no va a cambiar. Es lo que le convierte en un músico único, respetado. Uno de los grandes de nuestro rock. No necesita hacer entrevistas ni sonar en las radios para seguir en lo más alto. Tiene repertorio de sobra. En Tarragona no ofreció un concierto sólo de grandes éxitos, como hacen otros aristas para asegurarse el tiro, sino que basó buena parte en temas nuevos o de menos calado. De la etapa sin Sabino Méndez, autor de la mayoría de sus canciones más prestigiosas. De hecho, arrancó con Salud y Rock an Roll de su ultimo álbum, 'Viento del Este'.

Salió acompañado por un equipo de músicos colosal, con tres guitarristas que suenan y se complementan a la perfección y hasta un acordeonista –se marcó un solo en Por amor–. La actuación fue de menos a más. La primera parte, con temas como Línea clara, Territorios libres o Arte y ensayo, dejó un tanto frío a los menos versados en su discografía. Se resarció con la esperada retahíla de ‘pelotazos’: casi del tirón despachó 'El Rompeolas' (con un pitillo en la boca), 'Carne para Linda', 'La mataré' y 'El ritmo del garaje'.


Para la traca final, con el público entregado, reservó lo más gordo: 'Rock & roll actitud', 'Feo, fuerte y formal', 'Quiero un camión', 'Rock & roll star' y, sobre todo, 'Cadillac solitario'. Sólo le faltó dar la vuelta al ruedo como los toreros.

miércoles, agosto 24, 2016

El Toubab: 'Tocar es la calle es muy duro'

El reusense Jaume Blanc, conocido artísticamente como El Toubab, se embarcó en abril en un viaje por Latinoamérica para empaparse de su cultura y empezar a dar forma a sus nuevas canciones. Formó parte de grupos como Presidents, Té Verde o La Voz de los Nadie y hace unos cuatro años cogió su guitarra, se lió la manta a la cabeza y se dedicó a viajar y a tocar por calles, bares y "allí donde me dejen". Tiene tres discos en solitario.

¿Qué le ha llevado por Latinoamérica?
 Un viaje por tres países, Perú, Ecuador y Colombia, tocando en cárceles, escuelas públicas y cantinas. Una travesía a lomos de un bus por la Panamericana. 5.796 kilómetros, desde Lima a Bogotá, pasando por Trujillo, Mancora, Guayaquil y Quito, para escribir canciones, junto a mi hermano, Dídac Blanc. Un viaje para sangrar canciones inspiradas en las mil anécdotas compartidas con los clandestinos compañeros del trayecto.

 ¿Cómo surge esta travesía?
 Mi último disco, 'Sonido de Monedas', está grabado con músicos de diferentes nacionalidades, colombianos, ecuatorianos y cubanos. Ellos me hablan de América Latina y de sus sonidos y ritmos, despertándome la curiosidad. Viajar sirve para conocer otras culturas, pero también sirve para comprobar que la tuya no es el ombligo del mundo. Quizá por eso, siempre huyo de mi casa. No me quiero acomodar aquí. Salgo por ahí para vivir la vida de forma saludable con lo que más me gusta, la música.

¿Qué es lo que más se le ha quedado grabado de esa experiencia?
Comprobar que nosotros debemos de aprender mucho más de América Latina que ellos de nosotros.

¿De dónde le viene esa inquietud para estar constantemente en movimiento?
De la búsqueda constante de nuevos conocimientos en nuevos horizontes. Cada cultura tiene un tesoro único y eso a mí me despierta interés, quiero conocerlo, deseo entenderlo. Quiero sentirme vivo, crecer como persona y ser un poco más humano.

¿Cómo capta la esencia de los lugares a los que va para componer canciones?
Mezclándome con las gentes, pisando las calles, hablando con ellos, preguntando mucho y, sobre todo, escuchando más que hablando.

África es una de sus musas.
África es el continente más rico del mundo. Allí siempre reciben al visitante con sus puertas abiertas y una sonrisa enorme. Estoy enamorado de África. No tardaré mucho en ir, porque allí es donde más feliz me siento.

En Perú tocó en el ‘infierno’ de la cárcel de Ancón II.
El escritor mexicano Jesús Revueltas decía: «En este lugar maldito donde reina la tristeza, no se castiga el delito, se castiga la pobreza». Y es así, todos no somos iguales ante la justicia. Si eres pobre y no tienes dinero para un buen abogado puedes pudrirte en la cárcel. Tocar en el Penal Piedras Gordas de Ancón II, en Lima, fue muy duro, salí sin energía. La situación en la que viven es tan precaria que lo mínimo que uno puede hacer por ellos es hacerles pasar un buen rato y hacerles olvidar por unos instantes del infierno en el que habitan.

También probó suerte como músico en el metro en Canadá.
El metro es una buena escuela, allí te pagan por ensayar y puedes percibir si una canción funciona o no. Si durante un buena rato nadie se para y no te echan una moneda, esa canción es mejor dejarla e ir a por otra. Mis discos nacen de los viajes y muchas de las canciones que se incluyen en ellos son escogidas por la repercusión que tienen al cantarlas en el metro.

¿Tocar en la calle es duro?
Es lo más duro que hay porque la gran mayoría de gente pasa ante ti sin prestarte atención. Pero, a la vez, es muy recomendable porque te hace bajar a la realidad y comprender que cuando no estás en tu círculo más cercano eres poco más que un anónimo cantautor y que tu caché depende del público, no de tu ego.

¿Qué se siente cuando la gente pasa de largo?
Muchas veces te entran ganas de llorar y piensas en dejar de cantar, aunque en otras ocasiones ocurren cosas mágicas que nunca te podrán suceder durante una actuación en el mejor de los escenarios.

¿Es necesario tocar gratis en lugares de todo tipo para darse a conocer?
Es necesario tocar gratis para aquellos que no pueden pagar una entrada y valoran, agradecen y prestan atención con tu labor social. Si hay negocio de por medio es mejor no tocar gratis, entonces, todos debemos ganar o todos debemos perder. Hay que jugársela a partes iguales. La promoción está en el día a día, en tus acciones. La música es un viaje y cada uno debe saber decidir cuándo y dónde despedirse con elegancia.

domingo, agosto 21, 2016

Status Quo: Una despedida de Champions

Tarragona debutó el sábado por la noche en la Champions League de la música. Las 2.500 personas que asistieron al concierto de Status Quo en la Tarraco Arena Plaça (TAP) a buen seguro guardarán su entrada como un tesoro. Un recuerdo de papel con la imagen  de los dos líderes de la banda: Francis Rossi y el gran ausente de la noche, el guitarrista Rick Parfitt, convaleciente tras sufrir un infarto a mediados de junio después de una actuación en Turquía. Le sustituye desde entonces Richie Malone. Menos carisma pero mismo sonido.

Status-QuoFue un show memorable, de esos que hasta ahora los tarraconenses sólo podían ver en directo si se desplazaban a otra ciudad. Uno de los cuatro únicos que los británico han ofrecido en España dentro de su gira de despedida ‘The Last Night of the Electrics’. Tocaron también en el Festival de Cap Roig (Girona), Marbella y Alicante.

Cuelgan las guitarras eléctricas después de 54 años de carrera, desde 1962, y más de una treintena de discos a sus espaldas. Son una leyenda del rock and roll mundial. Cuando terminen este tour internacional con suerte se les podrá ver en versión acústica. En Tarragona les arroparon seguidores llegados de distintos puntos de Cataluña y de varias generaciones. La mayoría nacidos de la década de los ochenta para abajo. Padres e hijos juntos. Status Quo impartió un espectáculo excelso en lo musical, aunque un tanto escaso en tiempo. Una hora y media, aparte de pasar volando, se quedó corta. Pero ya no son unos chavales, por muy finos que estén. Durante el tiempo que permanecieron en el escenario estuvieron impecables. Sobresalió Rossi, que ejerció de maestro de ceremonias y se mostró bromista con el público.

Abrieron sin resuello con “Caroline”, “Wanderer” y “Paper Plane”, rock gran reserva, tal cual, que ya sonaba en los sesenta y setenta. Su virtuosismo instrumental quedó demostrado con los sonidos celtas hechos con una guitarra eléctrica en “Gerd und Ulla”. Se notaron también sus influencias del blues e incluso el country, con instantes en los que el quinteto tocó cuatro guitarras a la vez. Sus melodías son tan pegadizas como populares. Difícil no entregarse al sonido de los acordes.

El primer momento álgido llegó con la celebérrima “In the Army Now’. Teléfonos móviles al aire y coros de los asistentes. Recuerdos de juventud, sensaciones de antaño, nostalgia. La magia del rock. Luego se sucedieron otros momentazos con sus grandes éxitos “Whatever you Want’ y ‘Rockin All Over the World”, tema con el que dieron paso a unos escuetos bises. Todos los presentes se las sabían, incluso los más profanos en la música de Status Quo. Se despidieron con “Bye Bye Johnny” y se fueron entre aplausos, en medio de una merecida ovación.

Antes, tuvieron tuvo como telonera a Carmen García, hermana del músico Manolo García, que se encargó de animar a los primeros en llegar a la antigua plaza de toros con los temas de su disco de presentación, ‘Sid’.