Esta vez no os voy a torturar con ninguna noticia de las mías, sino que os voy a hablar de los discos que estoy escuchando estos días. Llevo un par de semanas un poco bajo de moral y, como suelo hacer en estos casos, me he refugiado en la música para pasar el mal trago lo mejor posible. Mi iPod está que echa humo últimamente.
Sin duda, el disco que más me ha sorprendido en los últimos meses, aunque es de 2005, es All the Right Reasons de los canadienses Nickelback. Un álbum con el que he llegado a emocionarme, sobre todo cuando escucho la versión en directo de los temas “Animals” y “Photograph”. La voz de su cantante, Robert Kroeger, es espectacular. Rock en estado puro.
Otra de mis vías de escape está siendo American Idiot de Green Day. Es una banda que no me entusiasma demasiado, pero reconozco que este disco, del 2004, es lo mejor que he escuchado en muchos años. Una obra maestra. Cada vez que escucho “St. Jimmy”, “Extraordinary Girl” o “Holiday” me imagino en una fiesta universitaria en alguna playa perdida de California rodeado de buenas chatis.
El siguiente es algo más antiguo. Se trata del One by One de Foo Figthers, de 2002. La banda de David Grohl me transporta unos 16 o 17 años atrás, tiempos en los que descubrí a Nirvana gracias a algunos colegas de Aranjuez que no paraban de pinchar el Never Mind en su tocadiscos. ¡Qué tiempo aquellos! Con los temas "All My Life" y "Times Like These" creo que he llegado incluso a levitar.
Por último, lo que nunca me falla es desempolvar los viejos vinilos de las bandas míticas. El primero, el S&M with the San Francisco Symphony Orchestra de Metallica, del 2000. Sencillamente ¡impresionante! La combinación de un sonido duro de guitarras contundentes con una de las mejores orquestas de Estados Unidos es un placer digno de disfrutar. El tema “Master of Puppets” es la perfección hecha canción. Y qué decir de “One”, Enter Sandman” o “Battery”. Trash metal en estado puro.
Otro disco imprescindible es Painkiller de los británicos Judas Priest, publicado en 1990. Nunca me canso de escuchar “Nightcrawler” o "Hell Patrol". La primera vez que entré en contacto con este álbum fue en un viaje con el instituto a Francia. Me pegué todo el camino con el walkman pegado a la oreja.
Y como última joya, en ninguna discoteca que se precie puede faltar The Crimson Idol de los angelinos W.A.S.P. Heavy metal del bueno con una sutil dosis de glamour. Los Pervertidos Sexuales (We Are Sex Perverts), por cierto, han estado recientemente de gira por España conmemorando el quinceavo aniversario de la publicación de este discazo.
Sin duda, el disco que más me ha sorprendido en los últimos meses, aunque es de 2005, es All the Right Reasons de los canadienses Nickelback. Un álbum con el que he llegado a emocionarme, sobre todo cuando escucho la versión en directo de los temas “Animals” y “Photograph”. La voz de su cantante, Robert Kroeger, es espectacular. Rock en estado puro.
Otra de mis vías de escape está siendo American Idiot de Green Day. Es una banda que no me entusiasma demasiado, pero reconozco que este disco, del 2004, es lo mejor que he escuchado en muchos años. Una obra maestra. Cada vez que escucho “St. Jimmy”, “Extraordinary Girl” o “Holiday” me imagino en una fiesta universitaria en alguna playa perdida de California rodeado de buenas chatis.
El siguiente es algo más antiguo. Se trata del One by One de Foo Figthers, de 2002. La banda de David Grohl me transporta unos 16 o 17 años atrás, tiempos en los que descubrí a Nirvana gracias a algunos colegas de Aranjuez que no paraban de pinchar el Never Mind en su tocadiscos. ¡Qué tiempo aquellos! Con los temas "All My Life" y "Times Like These" creo que he llegado incluso a levitar.
Por último, lo que nunca me falla es desempolvar los viejos vinilos de las bandas míticas. El primero, el S&M with the San Francisco Symphony Orchestra de Metallica, del 2000. Sencillamente ¡impresionante! La combinación de un sonido duro de guitarras contundentes con una de las mejores orquestas de Estados Unidos es un placer digno de disfrutar. El tema “Master of Puppets” es la perfección hecha canción. Y qué decir de “One”, Enter Sandman” o “Battery”. Trash metal en estado puro.
Otro disco imprescindible es Painkiller de los británicos Judas Priest, publicado en 1990. Nunca me canso de escuchar “Nightcrawler” o "Hell Patrol". La primera vez que entré en contacto con este álbum fue en un viaje con el instituto a Francia. Me pegué todo el camino con el walkman pegado a la oreja.
Y como última joya, en ninguna discoteca que se precie puede faltar The Crimson Idol de los angelinos W.A.S.P. Heavy metal del bueno con una sutil dosis de glamour. Los Pervertidos Sexuales (We Are Sex Perverts), por cierto, han estado recientemente de gira por España conmemorando el quinceavo aniversario de la publicación de este discazo.
Y si después de esta buena ración de rock and roll todavía tenemos ganas de seguir dándole vueltas al coco, siempre nos quedará recurrir al maestro: Ozzy Ousborne. ¡Paranoidddd!
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