
Por delante quedaban casi tres horas de concierto. Se lo curraron. En directo son aún más potentes. El pedazo de equipo de sonido que llevan es de los caros. En medio de una gran ovación, los de Berriozar (un pueblecito cercano al Pirineo navarro) se arrancaron con 'Bienvenido al secadero' y 'La majada'. Las gargantas empezaron a despedazarse. Brazos en alto. Sudor. Y un cartel con una proposición indecente: Kutxi, fóllame. Las fans estaban desatadas.
El cantante de Marea no paró de fumar sobre el escenario. Le da al tabaco rubio, al Ducados. Su voz no se resintió. Aguantó. El vilasecano Enrique Espera, que actuó de telonero, le echó una mano en el tema 'En tu agujero'. El maestro Kolibrí estuvo impresionante a la guitarra y el enérgico Eduardo Beaumont ‘El Piñas’ –uno de los más jaleados– no paró de moverse de un lado a otro.
La temperatura seguía subiendo. Era insoportable. Los músicos lanzaban constantemente botellines de agua al público. Muchos se quitaron la camiseta. Kutxi volvió en plan folclórico y se marcó un fandango con baile incluido. El concierto entró en una fase más lenta. Demasiados parones. Demasiada palabrería. Cuando Kutxi se pone a hablar es capaz de aburrir a las ovejas. Se tiró quince minutos presentando a los miembros de la banda y a los técnicos que les acompañan. Estaba parlanchín. Se acordó hasta de Iker Casillas y Guardiola. “Son guapos”, dijo.
Los bises fueron generosos. Acabaron con 'Como el viento de Poniente', 'Perro verde' y 'Marea'. Se despidieron a lo grande.
Comentarios