El jefe del rock español, Rosendo Mercado (Madrid, 1954), regresa esta
noche a Tarragona. Actuará en la Tarraco Arena Plaça con La Desbandada y
Maneras de Vivir (tributo a Leño) como teloneros. Será uno de los
últimos conciertos de su gira ‘Mentira me parece’. La apertura de
puertas está prevista a las 20 horas.
Hoy tocará en un antigua plaza de toros reconvertida en un espacio multiusos.
Me parece bien que se utilicen los espacios para más cosas y no
sólo para las que tienen poca audiencia últimamente. Tuve una
experiencia allí hace muchos años, con un rollo muy raro, y volver será
un gustazo.
Se refiere al festival Tarraco rock de 1994 en el que compartía cartel con Barricada, Los Suaves y Rosas Rojas.
Antes de empezar llovía y la organización decidió suspenderlo. Pero
al cabo del rato salió el sol. Cuando llegó la gente no llovía y hubo
un mal rollo de cojones porque el concierto había sido cancelado. Al día
siguiente salió en la prensa que allí ya no habría más conciertos de
rock and roll.
¿Cuál es el sitio más raro donde ha tocado?
He tocado en los sitios más disparatados e inimaginables: en iglesias, cuevas...
Después de más de 40 años en la música, ¿qué le falta por hacer?
Lo que tengo en mente ahora mismo es parar el año que viene, no
hacer directos, y dedicarme a componer y a poder ser grabar un disco
nuevo, que como siempre espero que sea el mejor de mi carrera.
¿Todavía no se ha planteado cortarse la coleta?
No. De momento me siento bien, es mi vida y, además, como de ello, con lo cual no me puedo permitir muchas alegrías.
En su último disco, ‘Vergüenza torera’ (2013), es más crítico de lo habitual con los políticos.
Estamos viviendo un momento de muchos agobios y, sobre todo, de
mucho descaro. Me parece que lo que están haciendo tiene tan poca
vergüenza que no lo pude remediar. De repente dejaba de escribir unos
días para ver si se me pasaba el cabreo y cuando lo retomaba estaba de
más mala leche aún.
¿Qué es lo más le avergüenza?
El descaro con el que hacen las cosas. Los chorizos campan a su
libre albedrío y la justicia es infame para unos y para otros da gusto.
Hacen lo que les da la gana y no se cortan. Hace unos años estaban un
poco camuflados, pero ya no engañan a nadie. A ver si en las próximas
elecciones les damos un batacazo.
¿Cómo ve a Podemos?
Tengo mis reservas, aunque está claro que han sido el revulsivo
necesario. En los ayuntamientos que controlan ya se nota ese aire
fresco, está sacando las mierda de debajo de las alfombras y con eso me
doy por satisfecho.
¿Qué papel juega el rock?
El rock de repente estamos de moda o somos muy antiguos y no
pintamos nada. Ahora no tiene nada que ver con la época en la que yo
empezaba. Entonces, conseguir una guitarra era algo fuera de lo posible.
Ahora todo ha evolucionado y es más asequible. El problema es darse a
conocer y que las compañías discográficas inviertan. Como decimos cosas
que incomodan no nos hacen mucho caso. Internet está ayudando a difundir
el rock and roll y a que llegue a la gente.
De Tarragona son sus excompañeros en Leño Ramiro Penas y Tony Urbano.
En su momento yo también me sentí un poco de Tarragona. Cuando
estábamos juntos viajábamos allí con frecuencia y conocía bien la ciudad
y a la gente. Ahora voy de tarde en tarde, pero mantengo un rollo
especial con Tarragona.
En agosto hizo un año que falleció Tony Urbano. ¿Le hará hoy algún homenaje?
No viene a cuento. Ya hice algo especial en el concierto de Las
Ventas (en septiembre de 2014). Tony, esté dónde esté, lo llevamos
dentro y está con nosotros.
sábado, noviembre 28, 2015
sábado, noviembre 14, 2015
The Eyeballs se desenchufan
«Nos vamos con la cabeza centrada y autoconvencidos de que este
no ha sido nuestro último concierto juntos, sino el principio de algo mejor»,
cuenta Castellanos, cantante y guitarra rítmica del grupo.
Desde que, en septiembre,
anunciaron su parón indefinido han recibido multitud de mensajes de
apoyo animándoles a continuar. Pero no hay marcha atrás. «No es algo que
queramos, pero todos seguimos un camino que al que final tiene diferentes direcciones.
Priorizamos unas cosas sobre otras y el día sólo tiene 24 horas y la semana,
siete días», afirma Castellanos.
Lo dejan con la satisfacción de haber publicado un disco, ‘Imparable’
(autoeditado, 2013), con el que se hicieron un nombre dentro y fuera de la
provincia de Tarragona. «La etapa entre 2011 y 2013 fue la mejor. Grabamos un
maqueta y un disco y fue cuando más conciertos hicimos», recuerda
Castellanos. Una cincuentena de directos
les avala. «El mejor fue cuando teloneamos a Sôber en el festival Vila-seca a A
Tope de 2012», opina el vocalista. También han compartido tablas en todo este tiempo
con bandas como The Bond Scott Band (tributo a AC/DC), los alemanes Meinstein (tributo a Rammstein)
y «muchos grupos locales que han merecido la pena».
The Eyeballs se disuelven con «muchas espinas clavadas»:
«Por eso creemos que lo mejor es parar y dejar que fluya sólo lo que tenga que
ser. Nos hubiese encantado tener a alguien de confianza como manager, haber hecho
una gira en condiciones para nuestro disco...».
La banda, recuerda Castellanos, empezó como «un grupo de colegas
que se juntaban para hacer el tonto a finales de 2003. Poco a poco, con la edad
y la experiencia, se fue incubando el huevo, que aún no ha roto a pesar de todo
lo vivido».
En estos años han pasado muy buenos momentos, pero también
tienen recuerdos que preferirían borrar, como «los cambios drásticos de
formación, conciertos penosos y muchos ‘aprovechados’ que nos dejaron tirados
después de prometernos cientos de cosas».
A pesar de todo, se quedan con un buen sabor de boca y con los
muchos amigos y seguidores que han hecho durante el camino. «Nos gustaría que
esto sólo sea un parón para volver con más
fuerza y mejor, pero nuestras cabezas no saben contestar a eso todavía. Es
posible que nos volvamos a juntar en el futuro o que aparezca otro proyecto para
renacer con algo nuevo. Hay muchos quizás, pero ninguno seguro. No queremos
decir adiós, sino hasta luego», concluye Castellanos.
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